Nos llamaremos SALESIANOS
¿Qué nombre le pondré? ¿Cómo nos llamaremos? Éstas y otras preguntas pasaron por la mente y el corazón de Don Bosco en los momentos en que necesitaba darle nombre a la Sociedad que estaba en proceso de formación; muy seguramente iba de un lado a otro; o quizá sentado con las manos en el mentón tratando de responder a esas preguntas.
Después de un tiempo y remontándose tres siglos atrás encontró la respuesta; para ello tuvo que inspirarse en la persona y obra de San Francisco de Sales, aquel santo que, teniendo carácter fuerte y propenso a la ira, con mucha disciplina y por supuesto, con la gracia de Dios, llegó a ser una persona con exquisita amabilidad y mansedumbre, que logró tocar los corazones de las personas a él confiadas en su ministerio como Obispo de Ginebra.
Después de un arduo trabajo, de grandes sacrificios de todo tipo, y de la mano de Don Bosco, el 18 de diciembre de 1859 nace la Pía Sociedad de San Francisco de Sales, cuyos miembros, comúnmente somos llamados Salesianos porque, inspirados en la amabilidad y mansedumbre educamos a los jóvenes y personas a nuestro cuidado.
El nombre de las personas, sociedades, organizaciones, etc., refleja en muchas ocasiones parte de la identidad, naturaleza y misión de ellas. Y nosotros, como Salesianos, no somos la excepción, nuestro nombre, es por decirlo así, es nuestro ADN.
En este mes de enero, donde recordamos a San Francisco de Sales (24) y Don Bosco (31) pidamos a estos dos extraordinarios santos, que intercedan por cada uno de nosotros, que compartimos su misión y que la amabilidad en el trato para con todas las personas siga siendo nuestro aporte a la sociedad.
Padre Miguel Ángel Miranda Pérez
Director General.
